La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una alerta destacando el alto riesgo que representa el virus de oropouche para la salud pública en América Latina.
La OMS instó a los países de la región a fortalecer sus sistemas de vigilancia y detección, además de recomendar a la población adoptar medidas preventivas y mantenerse informada sobre el avance de este patógeno, así como sus diversas vías de transmisión.
El virus de oropouche fue confirmado en diez países y un territorio en América, con más de 11.600 casos reportados este año. Brasil es la nación más afectada, registrando 9563 casos y dos muertes asociadas. A continuación, se encuentran Perú, con 936 infecciones, Cuba con 603, Bolivia con 356 y Colombia con 74. Además, el informe destaca 94 casos importados en Estados Unidos, dos en Canadá y uno en las Islas Caimán.
Una de las mayores preocupaciones de la OMS es la transmisión vertical del virus, que mostró un impacto particularmente grave en Brasil y Cuba. En estos países se documentaron múltiples muertes fetales, abortos espontáneos y nacimientos con malformaciones congénitas asociadas al virus. Se encuentran bajo investigación cerca de 20 casos adicionales relacionados.
Según el informe, “la OMS considera que el riesgo general para la salud pública es alto a nivel regional y bajo a nivel mundial. Ante el inicio de la temporada de arbovirus en la región, insta a los países en riesgo a reforzar las medidas preventivas y de la vigilancia epidemiológica y entomológica”.
Medidas preventivas y recomendaciones de la OMS
Con el objetivo de mitigar la propagación de la enfermedad, la OMS ha lanzado alertas y actualizaciones epidemiológicas, además de una guía provisional sobre vigilancia entomológica y medidas preventivas para los vectores del virus.
La organización también está ofreciendo capacitaciones a los países afectados sobre el uso de pruebas moleculares (RT-PCR) para una detección más eficiente. Un aspecto positivo señalado en el informe es que 23 de los 33 países de América Latina y el Caribe ya cuentan con los recursos necesarios para detectar el virus a gran escala.
El virus de oropouche es transmitido por la picadura de los mosquitos culicoides paraensis y culex quinquefasciatus, y no se ha demostrado que se contagie de persona a persona. Sus síntomas son similares a los del dengue, apareciendo entre cuatro y ocho días después de la picadura.
Entre los síntomas se incluyen fiebre, dolores de cabeza, musculares y articulares, escalofríos, náuseas, vómito y sensibilidad a la luz. En casos graves, la enfermedad puede causar meningitis o encefalitis, aunque por lo general, cursa sin complicaciones. Actualmente, no existe un tratamiento antiviral específico ni una vacuna disponible.
La OMS recomienda a la población evitar lugares con acumulación de agua, ya que estos ambientes favorecen la proliferación de los mosquitos transmisores. También aconseja el uso de mosquiteros, repelentes y productos insecticidas que contengan compuestos como la deltametrina y el DEET (N,N-dietil-meta-toluamida).
El virus de oropouche ha logrado extenderse más allá de su región endémica desde el año 2000. Los expertos atribuyen esta expansión a factores como el aumento de la movilidad de las personas, la deforestación que altera el hábitat de los animales huéspedes del virus, y las altas temperaturas e inundaciones provocadas por el cambio climático, que favorecen la proliferación de los mosquitos transmisores.
Por María Camila Salas V
EL TIEMPO (GDA)
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