La psicología tiene, entre su variedad de alcances, el estudio del comportamiento de las personas. De acuerdo a las actitudes que adoptan en distintas situaciones, esta ciencia da un diagnóstico certero de por qué se produjo dicha acción.
Con un campo muy amplio de análisis, la psicología se adentró en el grupo selecto de personas que piden perdón a diario. Este gesto puede denotar grandeza y madurez, como así también detecta rasgos de inseguridad permanente.
Según el psicólogo Fernando Azor, quien tiene un canal de YouTube donde vuelca contenidos referidos a la materia, el hecho de pedir perdón de manera reiterada no solo deslegitima el acto de reconocer el error, sino que brinda un mensaje difuso hacia la otra persona, quien comienza a descreer que realmente se siente apenado por lo sucedido.
Azor remarcó que el comportamiento de las disculpas reiteradas “debilitan la autoestima” de la persona, quien se auto flagela por cuestiones que capaz exceden su alcance, pero aun así las asume como propias.
Dentro de este comportamiento existen dos caminos. La culpa real, que surge cuando uno cometió un error y lo enmienda pidiendo disculpas, y la culpa irracional, asociada a comportamientos ligados a inseguridades o creencias limitantes, que no ayudan a ver más allá del horizonte.
El experto en psicología marcó cuáles son los tres momentos donde uno no tiene que pedir perdón. Dentro de esta clasificación están cuando uno pide ayuda, cuando cree que tiene razón y al dar una opinión que pueda incomodar al resto.
¿Quién no se cruzó con una persona que asegura tener la razón en todo? Al igual que toda actitud o comportamiento de una persona, la psicología tiene una respuesta.
Según la explicación de la psicóloga Lucía Gómez, esta conducta está arraigada a varios factores orientados a lo emocional y psicológico. De esta forma, esta actitud puede generar conflictos, distanciamientos y problemas de aprendizaje.
La experta también indicó que la “inflexibilidad cognitiva” puede decantar en este razonamiento único, que convierte a una persona en dogmático. A pesar de que existen distintas creencias o puntos de vista, quienes tienen este pensamiento desisten de aferrarse a otras consignas y demuestran una personalidad reacia a los cambios.
A su vez, otro factor clave que menciona la doctora, es que la persona que siempre tiene la razón puede tener una experiencia traumática en el pasado, como haber sido marcados por un error o castigados por un acto indebido.